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El filósofo Aristóteles dijo la famosa frase: "La felicidad depende de nosotros mismos". El Libro de Proverbios en el Antiguo Testamento proclama: “Un corazón alegre es como una medicina; pero el espíritu quebrantado seca los huesos” (en pocas palabras, “la risa es la mejor medicina”).

Desde la perspectiva de los Registros Akáshicos, siempre estamos felices. Es la naturaleza esencial de nuestro ser. En nuestro viaje humano a través del tiempo y el espacio, tenemos la bendita oportunidad de aclimatarnos a nuestra felicidad fundamental.

Lo que me hizo feliz hace 10 años, puede que hoy no me haga feliz. Lo que realmente te hacía feliz cuando eras adolescente, puede no ser lo mismo que te haría feliz como adulto. Tiene mucho que ver con lo apropiado y con estar satisfecho. No se trata de delirar, sino de ser apropiados y alineados con quienes somos. Esto requiere un cierto grado de autoaceptación.

Nuestro viaje evolutivo se organiza en torno a nuestra creciente conciencia de nuestra bondad, la perfección de nuestra alma y el abrumador amor incondicional que tenemos por nosotros mismos y por los demás. Estas son ideas obvias y simples cuando somos espíritus flotando en el espacio, pero una vez que nos deslizamos en nuestros vehículos humanos, nos resulta mucho más difícil comprenderlas.

El gran desafío del ser humano es conocer estas verdades mientras todavía estamos en cuerpos con todas las “cosas” ordinarias que enfrenta la gente. Somos seres infinitos aquí en la Tierra en cuerpos finitos durante un tiempo finito. Es nuestra oportunidad de dejar de lado toda restricción, inhibición y limitación con respecto a nuestro aprecio por quiénes y qué somos como personas.

A medida que llegamos a reconocer que todo lo que encontramos conspira para despertarnos a la luz de nuestra alma y la presencia de lo divino, naturalmente cambiamos a una conciencia de paz, serenidad y felicidad. ¿Aún experimentamos dolor físico y emocional? ¡Por supuesto! ¿Aún experimentamos conflictos y preocupaciones? ¡Puedes apostar!

Recuerde que los propósitos e intenciones de nuestra alma determinan nuestra realidad física, ya sea nuestro cuerpo y su salud, nuestras relaciones con los demás o el estado de nuestras finanzas.

A través de los Registros, podemos identificar las conexiones y dirigir nuestra atención al punto de poder para efectuar el cambio. El punto de poder está siempre y sólo en el momento presente. Trabajar en los Registros hace que sea más fácil mantenerse firme en el “ahora” para contemplar la señal del siguiente paso correcto. A veces el siguiente mejor paso es una acción. Otras veces conviene quedarse quieto y abstenerse de actuar. ¡A veces todo lo que podemos hacer es sacudir la cabeza y reírnos de las complejidades de nuestra situación humana! Todo esta perfecto.

Interactuar con la conciencia de nuestra alma a través de los Registros es una forma que nos lleva a estados de felicidad en constante expansión. Notar y honrar las verdades de nuestra alma es la clave para estados de felicidad continuos y en constante expansión.

En los Registros está muy claro. Cuanto más consciente soy de mi propia alma y cuanto más consciente soy de esta relación con lo más íntimo de mi ser, el resultado es la Felicidad.