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¡Feliz año nuevo! La idea de “unidad” es muy popular. Puede parecer una meta o una aspiración basada en pensamientos erróneos. Quizás hayamos pensado que necesitamos generar conexión con los demás para alcanzar un estado de unidad. O que debemos activar nuestra conexión con nuestros pensamientos o acciones. Algunos de nosotros hemos asistido a grupos de networking con la esperanza de experimentar fuertes vínculos de relación. Éstas son buenas nociones, pero la realidad de la unidad es ligeramente diferente. 

Al brillar Luz Akáshica sobre este tema, se destacan algunas ideas sobresalientes. Primero, ya somos y siempre hemos sido Uno. Nunca nos hemos separado. Estamos naturalmente entretejidos con lazos invisibles de luz, que se experimentan como emociones humanas. A veces, esto se siente como amor y otras veces experimentamos nuestra conexión a través de una variedad de otras emociones, específicas de nuestras relaciones. 

No hay nada que podamos hacer para fusionarnos con los demás, porque ya es un hecho de nuestra existencia. Somos uno. No hay manera de ignorar, disminuir o rechazar esta realidad. Tampoco hay manera de encender nuestra unidad, puesto que ya existe. Podemos hacer todo lo posible para distanciarnos de los demás, pero nuestra conexión perdura. Incluso cuando no nos gusta o no lo queremos. 

Nuestra conexión infinita y eterna es el sistema de entrega de la bondad de la vida. La única forma en que la vida puede encontrarnos y conseguirnos lo que necesitamos es mediante las conexiones que tenemos. La vida viaja a través de las personas, como personas. Nuestra unidad es la autopista invisible para la transmisión de ideas, acciones e incluso cosas. Muy pocos de nosotros vivimos en total aislamiento por este motivo. Hay raras experiencias de personas que residen en la cima de una montaña o en una cueva para descubrir el valor y las limitaciones de estar solo. Pero éstas son la excepción y no la regla. 

Lo que estimula nuestra Unidad es nuestra conciencia de esta condición. Este es un momento ideal para que nos centremos en la realidad de nuestra unidad ya existente con los demás y con la vida mientras apartamos nuestra atención de las viejas ideas de separación y aislamiento. Observamos las formas en que estamos conectados unos con otros, los beneficios de esta situación y los desafíos. Esta es una excelente manera de honrar nuestra Unidad.